Lucio Conti
Mgter en Gestión Política. Docente universitario y Consultor político.
Si bien este año sobra en lo electoral pues no habrá elecciones en distritos relevantes, hay noticias que sí repercuten en la carrera electoral de distintos candidatos. El oficialismo de Alberto suma a Daniel Scioli como funcionario de desarrollo productivo buscando sumar apoyos a la gestión y quizás acercarse con algunos intendentes y gobernadores del PJ con quienes mantiene amistad o buena relación; la oposición también quiere ampliar sus bases de apoyo y observa con detenimiento al fenómeno Milei y como la imagen del libertario (que se identificó en estos días con la líder del Conservadurismo Inglés Margaret Thatcher) va perdiendo fuerza ante exabruptos guionados -que no le están saliendo muy bien- y peleas con otros candidatos liberales que en algún momento se le arrimaban.
¿Qué hay detrás del extraordinario Milei? Así como hizo una elección importante (extraordinario sólo en Ciudad de Buenos Aires para ser precisos) ahora está perdiendo esa fuerza que lo impulsó como fenómeno. Es que Milei, por su propio estilo e inexperiencia política está confundiendo los momentos políticos y le falta decididamente rosca. Está en una encrucijada real. Quizás similar a lo que le sucede al sujeto del tema de música Osito de Peluche de Taiwán que manifiesta estar emocionalmente desorientado en una relación afectiva:
“De repente no puedo respirar
Necesito un poco de libertad
que te alejes por un
tiempo de mi lado
que me dejes en paz.
Siempre fue mi manera de ser
no me trates de comprender
no hay nada que se pueda hacer
soy un poco paranoico lo siento”
Los Auténticos Decadentes, 2012.
Milei no está apuntando a lo que las grandes fuerzas políticas sí: acercarse al centro y buscar más aliados y votos. Esto implica moderar el discurso, buscar caja y comprar apoyos.
La propuesta de Milei sigue haciendo mella en jóvenes hartos de la casta política y de los privilegios que decididamente vinculan a los manejos que nos tienen acostumbrados los grandes partidos políticos de la Argentina, cargos públicos, obras públicas, mercados regulados y hasta ayudas sociales. ¿Alguien va a querer dejar de tener ciertos beneficios en un país con repetidas crísis?
Si existieran ganas el corporativismo argentino, núcleo que ordena las relaciones sociales, políticas y económicas y que articula mediante sindicatos, iglesias, organizaciones sociales, los viejos partidos políticos y sus redes clientelares, les va a mostrar que Argentina está lejos de organizarse por instituciones de libre mercado como las que Libertad Avanza propone. De hecho, el experimento neoliberal de Menem que Milei estima, fue sostenible políticamente pues hubo acuerdos previos con estos actores colectivos.
Milei lejos está de sentarse a tomar un café con referentes políticos y sociales a quienes él mismo acusa de parásitos sociales.
¿Es Milei una burbuja a punto de explotar? Decididamente no. No es un fenómeno inflado o que se siga inflando, sino que hace tiempo encontró su techo. Los liberales de Milei son contados con los dedos y no tienen intenciones de sumar nuevos adeptos -insisten en segregar hacia adentro de su armado político y paradójicamente ellos serán privilegiados -.
¿Milei puede sobrevivir en el tiempo como fuerza política con posibilidades políticas reales de ser alternativa? Es improbable. Hasta el momento Milei se ha beneficiado -nueva paradoja- de un sistema político demasiado generoso con partidos políticos minoritarios, otorgando fondos públicos para sus gastos de campaña, dando espacio en los grandes multimedios para que expliquen su propuesta política.
Nada ha hecho su partido para crecer en afiliados y elaborar una estrategia financiera de supervivencia. Sin ir lejos en el tiempo, fenómenos políticos (aunque de signo político distinto) como PODEMOS en España que crecieron exponencialmente, partieron de pequeñas bases de operaciones -en este caso en la Universidad Complutense en Madrid- y lograron no sólo apoyo masivo en redes superando a los partidos políticos tradicionales, sino que consiguieron fondos a través de esquemas de crowdfunding. Crecieron y se consolidaron.
En los últimos años, nacieron nuevos partidos políticos que partieron de demandas muy concretas e inclusive de núcleos organizacionales muy pequeños, crecieron y se consolidaron; otros desaparecieron o fueron absorbidos por partidos políticos más tradicionales.
Si Milei no quiere crecer y ser alternativa real ¿qué quiere lograr? Es una incógnita. Hasta el momento está demostrando sobrevivir dado el generoso sistema político argentino sin embargo corre el riesgo de convertir a su partido político en un partido político más financiado por el propio Estado.
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